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“No haber visto el cine de Ray significa existir en un mundo sin poder ver la luz del Sol o la Luna.”
Akira Kurosawa

Y es que el trabajo cinematográfico del celebrado director, escritor, músico e ilustrador, Satyajit Ray ha sido desafortunadamente eclipsado en nuestro país, en referencia a las palabras de Kurosawa, donde tan sólo El mundo de Bimala (Ghare Baire, 1983) ha tenido un estreno comercial y donde sólo se ha podido acceder al resto de su obra en círculos cinéfilos.



En el caso de la Trilogía de Apu, hasta 1984 no se emitió en televisión, teniendo que esperar hasta el 50 aniversario del estreno de Pather Panchali (La canción del camino, 1955), la primera película de la Trilogía de Apu, en 2005 para disfrutar de una edición en España en condiciones, de una obra de la que muchos hablaban pero que pocos habían podido ver. La celebrada trilogía se completaría con Aparajito (El Invencible, 1957) y Apur Sansar (El mundo de Apu, 1959)

Considerado el realizador de la India más importante de la Historia, Satyajit Ray, se nos presenta como un auténtico desconocido, cuya única ventaja es el asombro de un espectador ante una obra tan inmensa como eclipsada.

Satyajit Ray (Calcuta 1921- Calcuta,1992), educado en una familia de artistas y literatos, estudió Bellas Artes en la Universidad Visva-Bharati en Santiniketan donde fue profundamente influido por su fundador Rabindranath Tagore y ,especialmente, por el humanismo derivado de la corriente panteísta, perfectamente reflejado en la Trilogía de Apu y, muy especialmente, en su primer largometraje Pather Panchali en 1955.


La maravillosa estética y poesía de Pather Panchali en la asombrada mirada del niño Apu ante la naturaleza que le rodea y el destino del ser humano.


A mediados de los años 40, Ray, aumentó su interés por el medio cinematográfico proveniente de su gran educación literaria y consternado ante la exuberancia de los cineastas de su propio país en su época como crítico cinematográfico reclamó esa sencillez en la mirada, clave en la poesía visual de su obra, que tanto echaba en falta afirmando lo siguiente:

“La materia pura del cine es la vida. Es increíble que en un país que ha inspirado tanta pintura, música, y poesía no conmueva al cineasta. Éste, sólo tiene que mantener los ojos y las orejas abiertas. Dejémosle que lo haga.”


Todavía, el maestro en potencia, esperaba de los grandes iconos del cine hindú una iniciativa de cambio respecto a la industria cinematográfica en su país consciente del potencial de su cultura y sus gentes.
Anteriormente, y tras un viaje a Londres en 1943 ante la oportunidad de ilustrar la novela Pather Panchali de su admirado Bibhutibhusan Bandyopadhyay, hacia 1947 comienza a proponerse la elaboración de un guión basado en dicha novela.
Pero no sería hasta conocer a Jean Renoir a propósito del rodaje de El Rio en 1949 y, sobre todo, tras descubrir el neorrealismo italiano con Vittorio de Sica y su Ladrón de bicicletas como película de cabecera, cuando finalmente se propone su incursión en la dirección cinematográfica. El aliento de su admirado Jean Renoir, cuyo arte naturalista esta obviamente relacionado con la obra de Ray y el gran conocimiento del cine europeo y americano, encendieron la vertiente creativa y difusora de su inmenso talento ya demostrado en otras áreas artísticas como la música, literatura o pintura.

La mezcla de influencias de cineastas aparentemente opuestos a la filosofía hindú como Ernst Lubistch, de quien adquiriría el arte de la sugestión a favor de la poesía, Frank Capra o William Wyler, y su ritmo riguroso, John Ford y el dinamismo narrativo, elaboración y presentación de protagonistas, su admiración por el cine soviético a favor de la carga emotiva con los insertos de planos en momentos cumbres de la narración, con cineastas orientales como los nipones Yasujiro Ozu, y el retrato socio-económico, o Kenji Mizoguchi, y su inmersión en el universo de los protagonistas femeninos, hacen del joven Ray un equilibrado y gran cineasta en potencia.

Finalmente, el reciente reconocimiento y apertura del cine oriental a occidente gracias a cineastas como Kurosawa con Rashomon en 1950, ayuda al gobierno bengalí en la difícil elección de la ayuda económica para la finalización del rodaje de Pather Panchali en 1955, empezado 3 años atrás.

En estos años, las dificultades para el comienzo y continuación del proyecto se multiplicaron sobre todo en cuestiones económicas. Pero, Ray, tenía muy claro que su elección era de corte neorrealista al par que naturalista, potenciando al máximo las posibilidades de su tierra natal y sus gentes. Curiosamente todos los protagonistas no eran actores profesionales, como regía la ola neorrealista, excepto la señora de avanzada edad que interpreta a la tía del padre de Apu que había sido actriz en su juventud y que es una de las joyas de Pather Panchali, cuya natural interpretación se me antoja impensable hoy día.

También, a nivel técnico, sólo el ayudante de dirección Shanti Chatterji era profesional ya que, si bien, el director de fotografía, Subrata Mitra, terminó realizando un ejercicio preciosista inmejorable muy imitado posteriormente, hasta entonces sólo había sido fotógrafo de estudio.

Cabe destacar la participación del celebrado músico Ravi Shankar, en su única colaboración con Ray, que compondría la música del resto de su filmografía personalmente. La partitura de Ravi Shankar es impresionante y uno de los grandes legados de la trilogía.

Tras tres años de rodaje y multitud de dificultades, se rodó en 16mm y en su comienzo en los fines de semana libres con tan sólo 70.000 rupias de presupuesto, con el definitivo respaldo del Gobierno del Estado de Bengala Occidental con un presupuesto final de 200.000 rupias, Satyajit Ray consiguió estrenar Pather Panchali ni mas ni menos que en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en abril de 1955 alentados por el propio John Huston tras ver una escena, lo cual, ayudó a su repercusión internacional cuyo único referente parecido respecto a una película oriental había sido Rashomon de Kurosawa.

Pather Panchali es un retrato de la India de principios del siglo XX a través de la mirada en su infancia del niño Apu en un pequeño pueblo remoto de Bengala, que continúa con Aparajito en su adolescencia y termina con Apur Sansar en su madurez.

Es en Pather Panchali donde Ray el retrato naturalista es más evidente y el protagonismo de los personajes femeninos son de una importancia clave para el futuro del joven Apu. Su inmersión en el universo femenino a través de tres generaciones es uno de los más hermosos e interesantes retratos humanos no sólo de la trilogía sino de la Historia del Cine.

Son muchas las escenas memorables en Pather Panchali. Entre ellas, la preciosa presentación del niño Apu a través de su hermana es, sin duda, una de las escenas más bellas de la trilogía. El canto a la vida que contagia cada una de las escenas posteriores, el retrato del pequeño pueblo y la concivencia familiar. La llegada de las lluvias monzónicas y el encuentro con la naturaleza más salvaje e implacable, cuyo devenir se erige poéticamente en las imágenes rodadas. Todas las escenas de Apu con su hermana son retratadas con especial atención y poesía. También la llegada del ferrocarril, con los silencios y golpes de montaje, la primera vez que Apu tiene conexión con el mundo futuro. Y, también, las escenas de enfermedad y muerte familiar, tan particulares en la trilogía.

Pather Panchali fue galardonada con una mención especial al mejor Documento Humano en el Festival de Cannes de 1955, entre otros galardones, y considerada por multitud de críticos entre las 50 mejores películas de todos los tiempos.

Javier Ballesteros

Ciudadano Kane de Orson Welles.

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano

“Después de la desaparición de Orson Welles nos hemos dado cuenta, de manera cada vez más clara, de que lo que nos ha dejado constituye una herencia mucho más vasta e incomparablemente más rica en potenciales sorpresas de lo que cualquiera de nosotros hubiera podido sospechar” “Pertenezco a una generación de cineastas que decidieron hacer películas después de haber visto Ciudadano Kane”. François Truffaut.




“Ciudadano Kane” o cómo Orson Welles pasó de niño prodigio y brillante genio del teatro y la radio a ser el mayor incordio de la industria cinematográfica para los dirigentes de principios de la década de los 40. En fin, antes de su celebérrima representación de “La guerra de los mundos” por la radio, en la que puso a los radioyentes americanos bajo la invasión de los extraterrestres ¡y se lo creyeron!, ya había despuntado maneras de artista conflictivo en el teatro, eso sí derrochando genialidad por los cuatro costados. Esta capacidad artística y sus continuas apariciones en la prensa lo llevaron a firmar por Hollywood el contrato más permisivo de la época, dejando en sus manos la totalidad del proyecto que quisiera desarrollar como director, actor, guionista... Lo que quisiera, vamos.

Es famosa su frase... “Éste es el más hermoso tren eléctrico que un muchacho haya podido soñar nunca”, que pronunció cuando entró por primera vez en los estudios de la RKO. Por entonces tenía 24 años.

La inclusión en el ciclo de medios de comunicación de este mes viene determinada por tres puntos:

El primero es la investigación periodística que mueve la historia. El periodista mediante entrevistas y diarios busca el significado de la palabra “Rosebud” que se convierte en el verdadero leit motiv o macguffin de la película.

La segunda vendría determinada por el personaje de Charles Foster Kane. Heredero de una fortuna, consigue hacerse con el poder de varios medios de comunicación con los que se catapulta hacia la clase política mediante la manipulación de la opinión pública, demostrando así el poder de dichos medios a la hora de influir en las decisiones del burgo.



Cartelera diversa.

Por último, y esta vez es una razón extracinematrográfica nos encontramos con la persona de William Randolph Hest. Ciudadano Kane es la biografía no autorizada de este personaje. Un ser poderoso que utilizó todos los medios a su alcance para comprar la película y destruirla. Al no poder hacerlo usó toda su influencia para boicotear el estreno y para desacreditar el film y a todos aquellos que habían participado. Como consecuencia de dicho esfuerzo,“Ciudadano Kane” fue un fracaso y Orson Welles vio limitada su creatividad. Los privilegios que le habían sido otorgados por contrato fueron mermados. El efecto negativo influyó a sus posteriores películas y a su carrera en general y tuvo que emigrar a Europa en busca de esa libertad creativa que tanto ansiaba.

Por otro lado “Ciudadano Kane” contribuyó a la renovación del lenguaje cinematográfico y se considera a Orson Welles padre del cine moderno. Como revoluciones cabe destacar el empleo dramático del plano general, creando un montaje interno dentro del plano gracias a la gran profundidad de campo que conseguía mediante el uso revolucionario que tanto él, como su director de fotografía Gregg Toland, conseguían gracias a la asombrosa utilización del objetivo gran angular, a la iluminación con lámparas en arco y a la mayor sensibilidad de la película. La significación expresiva mediante angulaciones asombrosas. Picados y sobretodo exagerados contrapicados hicieron necesario la instalación de techos en los decorados, cosa que hasta entonces era inhabitual en los sets de rodaje. Famosos son también sus planos secuencia, herederos de la representación teatral y con la que conseguía una economía de planos admirable, aunque la preparación previa se multiplicaba bastante. Otro técnica revolucionaria es la utilización de los barridos como método de elipsis temporales.

La estructura de la película tampoco tiene desperdicio. Está hilvanada en ocho partes, divididas éstas en dos tiempos: el presente y el pasado. En el presente se sigue la investigación periodística de Thompson en la que mediante entrevistas intenta resolver el misterio “Rosebud” y en el que diversos personajes le dan su versión sobre la personalidad de Kane. El pasado son flash-backs relacionados con los 75 años que abarcan desde la niñez del protagonista hasta su muerte.




El que los varios personajes den opiniones distintas del protagonista tiene mucho que ver con el verdadero propósito de Orson Welles al contarnos esta historia. El verdadero tema, ya sea en “Ciudadano Kane” como en varias de sus obras es, sobretodo, la reflexión de la condición humana desde la perspectiva crítica y pesimista de la voluntad de las personas cuando se ven con poder. De forma más inmediata la película plantea el misterio del ser humano o la imposibilidad de reflejar con veracidad la condición humana, por más que se pueda atisbar a través de múltiples perspectivas.

Su estilo es ampuloso y desmedido, como el propio Orson Welles. Exultante, egocéntrico y de fuerte ideología humanista y tendente a moralizar con su trabajo. El final de Ciudadano Kane tiene su moraleja y no es hasta que se nos descubre, que la película no alcanza su verdadera dimensión moralizante y el verdadero propósito de Welles.

Como ya dije, el film fue un fracaso. En los Oscar de ese año consiguió el premio a mejor guión que compartió con Herman J. Mankiewichz. La gran triunfadora de ese años fue “¡Qué verde era mi valle!” de John Ford. Aún así, “Ciudadano Kane” es considerada como la mejor película de la historia, apareciendo reiteradamente en lista oficiales de críticos de cine o de simples aficionados. Sobre opiniones... culos, como dijo Larry Flynt. Ustedes juzguen. Lo que no cabe duda es que sino es la mejor película de la historia, tal vez sea de las más importantes, de las más estudiadas y sobre la que más literatura se ha vertido.


José Martínez Trigueros

El escándalo de Larry Flynt de Milos Forman.

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.
"Las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno".

Larry Flynt.
Network nos esbozaba el tráfico de influencias en el negocio de los medios de comunicación, pero también nos mostraba su poder dentro de las vidas de los telespectadores, causando movilizaciones de gente pidiendo a gritos cambios en la sociedad, siempre y cuando estos cambios no afectaran directamente en sus vidas o personalidades. El escándalo de Larry Flynt es próxima a este último objetivo: también trata la relación de los medios con la sociedad, con sus convenciones y más concretamente con la moral y sus instituciones.
El checo Milos Forman no puede negar su admiración por los personajes incomprendidos. Todos recordamos al cara dura que ingresa en un psiquiátrico para evitar la cárcel de Alguién voló sobre el nido del cuco de 1975 y, sin irnos tan atrás en el tiempo, al malogrado humorista Andy Kaufman retratado en Man on the moon de 1999. Larry Flynt (interpretado por Woody Harrelson) es primo hermano de estos dos personajes. Comparten, cada uno en su ámbito, un rechazo a lo establecido a veces llevado a la iconoclastia explícita y unos medios poco ortodoxos como consecuencia de sus singulares visiones de la vida. Larry Flynt es un personaje definitivamente anárquico, alguien cuyos vaivenes le hacen caer en contradicciones personales pero que mantiene un fin común al de los protagonistas anteriormente mencionados: salirse con la suya.

Sin embargo, en su historia, desde que es un niño que vende licor casero en un pueblo perdido hasta que se convierte en magnate de la pornografía, queda reflejado el sueño americano y su doble moral en cuanto a la libertad de expresión y por lo tanto, de prensa.
Antes de que sigan leyendo, tengo que recordarles que estamos hablando de una obra basada en hechos reales, que Larry Flynt no solo existió, sino que sigue vivo y sigue siendo uno de los peces gordos de la pornografía. Es decir, lo que ustedes van a ver en la película, pasó en la realidad. Es la gran baza de la cinta: tiene licencia para aportar una crítica al sistema de entonces, porque no deja cabos sueltos en manos de la ficción. Lo que ve en pantalla, es a lo que tuvo que enfrentarse el señor Larry Flynt en su momento.

Y lo que esta cinta muestra, es un país que se jacta de ser el de las libertades y la pluralidad, pero que sigue activando las alertas cada vez que algo se sale de su estandarizado sistema de valores morales. En este caso, la amenaza tenía nombre y apellido. En la película, se muestra a Larry Flynt como un paleto de pueblo ganándose la vida en la gran ciudad. Desde luego, pese a que es un negociante y un embaucador, es influenciable, temperamental y hasta cierto punto imprevisible. Cuando asiste a los juicios en los que se le acusa de pervertir morales, piensa que está allí para ganar y que se le deje seguir publicando sus revistas para adultos. Lo que no se le ocurre pensar es que está librando una batalla universal en pos de la libertad de expresión y de prensa. De hecho, él más que defender sus libertades, se dedica – mediante frases como la que cito al inicio del panfleto – a intentar que le dejen en paz.
Pero intencionadamente o no, este es su legado y es lo que narra El escándalo de Larry Flynt: un alegato por las libertades de conciencia y – que es lo que tratamos en este ciclo, por lo que he de incidir – de prensa. Por lo menos de forma general; su tormentosa vida privada y sus propias contradicciones credenciales también aparecen aireadas en la película, pero esto no viene al caso. Ya lo descubrirán durante su visionado.



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-Ciclo "Medios de Comunicación":

Network (Un mundo implacable) de Sidney Lumet.


Ficha técnica y sipopsis. Portada del programa de mano.


“Visión perversamente distorsionada de la manera de parecer, sonar y, en definitiva, ser, de la televisión. Un cardiograma satírico de un corazón oculto, no sólo de la televisión, sino también de la sociedad que lo sustenta y, a su vez, lo apoya.”
The New York Times



Network se estrenaba el 14 de Noviembre de 1976 en el teatro Sutton de Nueva York, y fue, como proclamaban todos sus anuncios, escandalosa. También es brillante, cruelmente divertida, una tópica comedia estadounidense que confirmó por sorpresa la posición de Paddy Chayefsky, responsable del guión, como un gran humorista norteamericano.

El Sr. Chayefsky se daba a conocer inicialmente como poeta de la pequeña y cotidiana televisión. Su trabajo entonces se descubría como el de uno de los pocos sátiros con acceso al mercado de masas. Su humor no es gentil ni generoso. Es todo lo duro y apocalíptico que puede ser sin alienar a la audiencia para la cual está destinado.

Enfrentándose a los personajes de la película, es extrañamente el de Howard Beale, "el profeta iracundo de las antenas" el que domina los recuerdos de Network. Lo recordamos en su impermeable calado, el pelo pegado a la frente, gritando: "Estoy mas que harto y no quiero seguir soportándolo", un gran eslogan para la película.

Pero Beale (Peter Finch) es mas el Showman de la película. La historia se centra en Diana Christiansen (Faye Dunaway), la directora de programación, siempre ambiciosa y dispuesta a hacer cualquier cosa por disparar los índices de audiencia. Dunaway da un rendimiento seductor a su obsesión, sus ojos brillan y se humedece los labios cuando piensa en una subida de audiencia. El espejo en que se mira es Max Schumacher (William Holden), un maduro jefe de noticias que se convierte en víctima y amante de Diana, en ese orden.

Muy convincente es el papel de Holden, periodista que contempla como su amada división de noticias es destruida por una arpía como Diana. Al mismo tiempo, Max se siente fascinado por ella, y deliberadamente, comienzan una aventura. Para él, es una intoxicación de fragancia diabólica, y tal vez amor. Para ella es difícil decir qué es, su relación se describe por impulsos más bien primarios.

La película causó sensación en su momento. Fue nominada a 10 Oscars, ganó cuatro (papeles protagonistas de Finch y Dunaway, actriz de reparto para Beatrice Straight, y guión original a Paddy Chayefsky), y despertó un gran debate acerca de los valores decadentes de la televisión. Visto tres décadas más tarde, es como una profecía. Cuando Chayefsky creó a Howard Beale, podría haber imaginado a muchos de los ídolos de la televisión actual.


Lo fascinante del guión de Paddy Chayefsky, es la sutileza con que cambia de marchas. Las escenas con Beale y el revolucionario "ejército de liberación" rebasan el límite de la cordura. Las escenas con Diana y Max son silenciosas, tensas, dramáticas y convincentes. Tanto Chayefsky como el director, Sidney Lumet, bordan el material de “backstage” en Network a través de la sátira más sutil, pongamos por ejemplo la última reunión nocturna donde los ejecutivos han de decidir qué hacer con Howard Beale, da la sensación que nos hemos colado en una casa de locos sin darnos cuenta.

Una de las ideas clave de Chayefsky es que a los jefes no les importa mucho lo que usted pueda decir en la televisión, siempre y cuando no ponga en peligro sus beneficios. Howard Beale aconseja a los telespectadores a apagar sus aparatos, sus fans cantan acerca de lo hartos que están… pero sólo se mete en problemas cuando revela los planes de venta de la empresa respecto a Arabia Saudita. Existe un paralelismo con El Dilema, película de 1999 dirigida por Michael Mann acerca de las noticias de la CBS, donde en"60 Minutos" se puede hacer casi cualquier cosa, excepto publicar material que amenace los beneficios de la cadena.

Sidney Lument durante el rodaje de Network.

La labor de Sidney Lumet como director es una vez mas extraordinaria, viniendo del teatro y sobre todo de la televisión, sus señas de identidad siempre son una gran economía de medios, una espectacular dirección de actores, una narración vigorosa y una fuerte acentuación de los temas mediante la cámara. Desde 12 hombres sin piedad de 1957, su primera gran aportación al cine, el director neoyorquino consigue generar situaciones de tensión entre personajes a todos los niveles, recreando escenas en las que tanto altos cargos como gente llana, resultan cercanos y creíbles, dotando a estos personajes de personalidad y realismo en cada plano, generalmente entrando en crisis con el sistema, en este caso hablamos de la televisión, en otros han sido la justicia o los diferentes estamentos militares o políticos, todos ellos inamovibles, implacables ante la fragilidad del inocente individuo que se enfrenta al orden, o, si me permiten, el desorden establecido.



Antonio Cristóbal.