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Rebeldes en el cine negro americano de los 50, Octubre 2010


Para comenzar esta cuarta edición 2010-2011, en Octubre, hemos preparado un ciclo reservado a una generación de cineastas que resume a la perfección el carácter de esta nueva temporada. No es tanto un ciclo sobre cine negro, sino más bien sobre una generación muy especial de cineastas afines al género noir.

Una generación de impulsivos y jóvenes, contrabandistas de contenidos. Una generación de rebeldes sin causa aparente.

La comúnmente llamada “generación de la violencia” por muchos, debido al uso poco frecuente antes de los 50 de una violencia en pantalla tan explícita. Sin embargo, no hace honor al espíritu de la generación al completo siendo estos, como digo, cineastas tan cercanos al romanticismo y la lírica, que al uso de la violencia en los contenidos.

Al contrario, pienso que otro adjetivo mucho más adecuado para esta generación es el de Rebeldes. Por muchas razones:

Obviamente, razones de fondo, con una temática común caracterizada por lo que venía siendo el cine negro americano hacia los años 40. Personajes oscuros y atormentados con un pasado, presente y futuro deducible. Sin embargo, y a diferencia de los clichés clásicos del cine negro, los personajes son mucho más humanos, más cercanos. En el cine de estos rebeldes no hay malos ni buenos, todos se mezclan en un tono grisáceo en el devenir de las historias narradas. Son historias del infortunio y de la condición social de cada grupo, con licencias poéticas en algunos casos como el del cine de Nicholas Ray. Los detalles sociales son mucho más evidentes y los personajes secundarios cobran una importancia vital. Aunque cada director tiene su peculiar obsesión y formas en esta generación, todos se complementan en un estudio sociológico de su tiempo en clave de cine negro.

También la rebeldía esta presente en las formas. En el uso de una narrativa impulsiva sin precedentes, nada académica por muchos de ellos. Proveniente de la serie B y cineastas como Edgar G. Ulmer o Jaques Torneur. El descubrimiento de nuevos movimientos de cámara nada ortodoxos e incluso la pérdida de las formas más académicas, fotográficas o narrativas, por ejemplo. En el cine de estos rebeldes, lo importante es la emoción, y las formas de conseguirla son lo de menos. Trabajan con lo que tienen y lo que les dejan, sin llegar nunca a grandes presupuestos. Es un cine negro en las formas, tal vez más que en el contenido. Unas formas de construcción del film que se adaptan perfectamente a lo narrado y a su naturaleza oscura. Son, por tanto, pioneros de varios movimientos cinematográficos en todo el mundo, como la Nouvelle Vague, e influencia directa de muchos cineastas contemporáneos desde Martin Scorsese a Quentin Tarantino.

Rebeldes también contra la propia industria americana. Contrabandistas de contenidos, con un arte asombroso para evitar la censura. Son manipuladores y virtuosos de la sugestión. Es por lo tanto una generación irremediablemente lírica, de pura cinematografía. Cuyo arte visual y sugestión llegaron para redescubrir el poder de la imagen, fatalmente olvidado desde los tiempos del cine silente. Estos directores, Nicholas Ray, Samuel Fuller, Robert Aldrich, Don Siegel, Richard Fleischer, Richard Brooks, Anthony Mann, a los que tal vez debería añadirse el gran Orson Welles, cayeron en su mayor parte en el rechazo de la industria cinematográfica americana y fueron precursores del llamado cineasta independiente moderno. Fueron mercenarios por momentos, y artesanos en otros. Dirigían al día y sin planificaciones a largo plazo. Fueron por lo tanto, rebeldes por su pasión artística, y muchos de ellos fieles reflejos de su vida personal en pantalla.

Por todo ello, y por muchas más cosas que contaremos a partir de Octubre, esta generación de cineastas rebeldes se ha mantenido irrevocablemente joven y moderna. Atractiva para las generaciones pasadas, presente y futuras.

La Filmoteca de Sant Joan, dedica en su IV edición, su primer ciclo temático a tres de los cineastas más representativos de esta generación, Nicholas Ray, Samuel Fuller y Robert Aldrich, empleando muestras de sus respectivas filmografías a principios de los 50 como objeto de estudio. En estos primeros años, antes de la llegada de otros movimientos dentro del género, es donde se hace más evidente toda la impulsividad que caracteriza a esta generación.

Esperamos que disfruten de este “fresco” cinematográfico que hemos preparado con sabor noir para este Octubre de 2010.


CICLO "REBELDES EN EL CINE NEGRO AMERICANO DE LOS 50"


Día 4 de Octubre, “Los amantes de la noche (They Live By Night)” de Nicholas Ray, 1949

Debut cinematográfico de uno de los cineastas mas personales e independientes del cine americano. Los amantes de la noche es uno de los debuts mas explosivos de la historia del cine rompiendo con muchos cánones de producción clásica. Su narrativa caprichosa e impulsiva, y el estilo grueso a la vez que delicado y poético que Ray imprimirá en el resto de su filmografía, irrumpen contra el anclado cine noir clásico y sus clichés para conformar una película excepcional. La historia narra el devenir de dos jóvenes enamorados, dependientes de la sociedad que les rodea a la que tratan de imitar. La ironía y el agudo sentido del humor de Nicholas Ray son más que evidentes en muchas famosas escenas de esta magnífica película pionera de la generación rebelde en 1949.

Día 18 de Octubre, “Manos Peligrosas (Pick Up on South Street)” de Samuel Fuller, 1953

Una de las peliculas más reconocidas del influyente cineasta norteamericano Samuel Fuller, Manos peligrosas, es un hábil retrato del la condición humana más instintiva en los suburbios. Un film de cine negro con mayúsculas, con las características propias de rebeldía contra los establecido de esta generación en sus formas. Samuel Fuller, tal vez, el más pesimista de la generación, exhume su defraudada visión del género humano en esta historia de carteristas y contraespionaje. Con un auténtico ejercicio de contrabandismo de contenidos políticos, Samuel Fuller sabe voltear con maestría y frescura una vulgar historia anticomunista impuesta por la productora de turno. Manos peligrosas contiene varios de los que serán sus temas más importantes en el resto de filmografía como la pérdida de la razón, la locura y la histeria colectiva.

Día 25 de Octubre, “El beso mortal (Kiss me deadly)” de Robert Aldrich, 1955

Considerada una obra de culto hoy día, El beso mortal es una de las mas estudiadas peliculas de Robert Aldrich, tan influyente como el resto de la generación. Su ejercicio fotográfico tan influyente, muy venerado, entre otros por Stanley Kubrick en sus inicios, es una de las peculiaridades de este cineasta. El reflejo psicológico por medio de técnicas fotográficas muy innovadoras de estudio, y el uso de la violencia como recurso omnipresente en sus historias, hacen de Aldrich un referente innegable para las generaciones del cine negro moderno. Al igual que el cine de Fuller, el cine de Aldrich y El beso mortal son ejemplos de busqueda de nuevos recursos para la sugestión de contenidos muy ambiguos. Un film de obligada visión para todos los aspirantes a realizadores y para todos los amantes del mejor cine negro.

Nunca dejéis de rebelaros….

Javier Ballesteros

La Filmoteca IV. Presentación de la temporada 2010-2011.


El Relámpago
“Me ocurrió una vez, en un cruce, en medio de la multitud, de su ir y venir.
Me detuve, parpadeé: no entendía nada. Nada de nada: no entendía las razones de las cosas, de los hombres, todo era insensato, absurdo. Y me eché a reír.
Lo extraño para mí era que nunca antes lo hubiese advertido. Y que hasta ese momento lo hubiese aceptado todo: semáforos, vehículos, carteles, uniformes, monumentos, aquellas cosas tan separadas del sentido del mundo, como si hubiera una necesidad, una consecuencia que las uniese una a otra.
Entonces la risa se me murió en la garganta, enrojecí de vergüenza. Gesticulé para llamar la atención de los transeúntes y « ¡Deteneos un momento!», grité. « ¡Hay algo que no funciona! ¡Todo está equivocado! ¡Hacemos cosas absurdas! ¡Este no puede ser el camino justo! ¿Dónde iremos a parar?»
La gente se detuvo a mi alrededor, me observaba, curiosa. Yo estaba allí en medio, gesticulaba, me volvía loco por explicarme, por hacerles partícipes del relámpago que me había iluminado de golpe: y me quedaba callado. Callado porque en el momento en que alcé los brazos y abrí la boca, fue como si me tragara la gran revelación y las palabras me hubiesen salido así, en un arranque.
-¿Y qué? -preguntó la gente-. ¿Qué quiere decir? Todo está en su sitio. Todo marcha como debe marchar. Cada cosa es consecuencia de otra. ¡Cada cosa está ordenada con las demás! ¡Nosotros no vemos nada de absurdo ni de injustificado!
Yo me quedé allí, perdido, porque ante mi vista todo había vuelto a su lugar y todo me parecía natural, semáforos, monumentos, uniformes, rascacielos, rieles, mendigos, cortejos; y sin embargo aquello no me daba tranquilidad sino tormento.
-Disculpad -respondí-. Tal vez me haya equivocado. Me pareció. Pero todo está en orden. Disculpad -y me abrí paso entre miradas ásperas.
Sin embargo, todavía hoy, cada vez que no entiendo algo (a menudo), instintivamente me asalta la esperanza de que esta vez sea la buena, y que yo vuelva a no entender nada, a adueñarme de aquella sabiduría diferente en un instante encontrada y perdida.”.

Italo Calvino
Relato incluido en el libro La gran bonanza de las Antillas
(Tusquets; Barcelona, 1993)


Nada mejor para esta breve presentación, en esta cuarta temporada en La Filmoteca, que esta permitida licencia literaria de uno de los más influyentes y admirados escritores modernos del siglo XX, Italo Calvino, y que define perfectamente el carácter de esta nueva edición, a partir de Octubre de 2010.

Desde su comienzo, La Filmoteca, ha presentado en su propuesta creativa, de síntesis cinematográfica y en su estudio del séptimo arte, una creciente simbiosis con el resto de las artes, así como con las ciencias humanas y sociales de nuestro tiempo. Pienso, que el estudio de la Historia, a través del joven y centenario arte cinematográfico, es una de las herramientas más precisas y flexibles, para una modesta labor orientativa sobre la condición humana.

Más de 60 películas han sido estudiadas en más de 20 ciclos temáticos durante estas tres últimas ediciones. Desde el principio, una marcada cuestión de estilo y principios caracterizan esta modesta labor. He de decir, que esta propuesta ha madurado hasta convertirse en una forma de expresión personal.

Todo lo estudiado y propuesto en esta Filmoteca nace de un impulso de la actualidad, en su estudio hacia el pasado, presente y el futuro del arte cinematográfico. A su vez, ese impulso tiene una función de síntesis, en su conjunción con la calidad y cantidad del estudio de la condición humana y sociedad. Como un relámpago vigoroso que se plasma en la pantalla con una de las herramientas más poderosas que existen, la imagen en movimiento, y con la ayuda de los mejores artesanos del cinematógrafo.

Nada de lo que sucede en La Filmoteca es fortuito, desde la elección de películas hasta las pequeñas coincidencias. No he encontrado otro medio de expresión mejor que el que asombrosamente descubrí hace tres años, y que reconozco, comienzo a perfilar sutilmente.

Por todo ello, he de destacar que La Filmoteca de Sant Joan no es un evento puramente cinematográfico.

Como un relámpago sobre el agua es, ante todo, una cuestión de rebeldía… 
de asombro y de deseo.


Javier Ballesteros