Translate

Mulholland Drive de David Lynch.

Ficha técnica y sinopsis. Programa de mano.

"Hay quien dice que el público no quiere pensar, sino que prefiere que le den las cosas ya masticadas. Eso son chorradas. A la gente le encanta pensar. Todos somos detectives, tenemos capacidad para prestar atención y sacar nuestras propias conclusiones. Y eso es francamente bueno".
David Lynch.

   Autodenominado como artista multidisciplinar, David Lynch ha tocado con su personal visión varios de los modos de expresión del ser humano: la pintura, la escultura, la fotografía, la música, el cómic… y por supuesto los más contemporáneos y masivos: el cine, la televisión e internet. Es por ello, que a día de hoy se le considere un completo artista contemporáneo, encastrándose así de paso en el eterno debate de lo que se considera hoy en día como arte contemporáneo. En el cine, al igual que en otras disciplinas, dicho arte moderno goza de una animadversión y un prestigio difícil de aunar. Con David Lynch sucede lo mismo. Es complicado tener un juicio parcial de su obra. Sus trabajos, al igual que los de su tocayo Cronenberg, destilan un gusto por lo malsano, lo grotesco, lo mórbido y lo orgánico. Con Mulholland Drive (ídem, 2001) coinciden además en la dualidad de sus personajes protagonistas, Naomi Watts, rubia, se marca uno de los registros más amplios de su carrera, y Laura Elena Harring, morena, le ofrece el contrapunto en cada una de sus escenas. Ambas realizan un trabajo fantástico.

     Sus influencias son principalmente pictóricas, destacando el surrealista Edmund Magritte, y los expresionistas Francis Bacon y Edward Hopper. Junto a ellos los directores de fotografía Karl Freund (Metrópolis de Fritz Lang, El último de Murnau, Drácula de Tod Browning o Cayo Largo de John Huston) y Stanley Cortez (El cuarto mandamiento de Orson Welles, La noche del cazador de Charles Laughton, Corredor sin retorno de Samuel Fuller) maduraron la estética visual de Lynch caracterizada por la plasticidad de la misma.

1. René Magritte. Mago del simbolismo que tanto abunda en el cine de Lynch. “La condición humana” en el que el cuadro se confunde con el paisaje de modo que nuestra representación del paisaje es una reproducción fiel del mundo pero, al mismo tiempo y tristemente, el mundo no es nada diferente de nuestra representación. “La traición de las imágenes (Esto no es una pipa)” También indaga en el conflicto de lo real y lo irreal.
2. Edward Hopper supo retratar la soledad como nadie e impresionó a Lynch con la magnitud del vacio. Estéticamente es del que más bebe.
3. Francis Bacon. David Lynch quedó impactado por la “belleza” de sus cuadros. De él le vienen el gustos por la carnalidad y visceralidad de sus trabajos más gores.

     Ya en su primera obra, Cabeza Borradora (1976), se cataloga todo un compendio de las obsesiones del director. Repleta de simbolismo, sueños, miedo y pesadillas consiguió un film surrealista reflejo de una realidad industrial en la que miraba con ojos sospechosos al estamento fundamental de la sociedad americana, la familia. Fotografiada en blanco y negro se convirtió rápidamente en pieza de culto y le abrió las puertas de Hollywood, con el que más tarde tuvo sus encontronazos. El hombre elefante (1980) y Dune (1984) gozaron del apoyo de las grandes productoras, sin embargo Dune fue un completo fracaso y le hizo ser recluido en el círculo de los directores improductivos, abandonados por la industria y resueltos a buscar en su estilo personal y en el cine independiente a un público propio.
     Con Terciopelo azul (1986), la serie de televisión Twin Peaks y Corazón Salvaje (1990) con la que ganó la Palma de oro de Cannes, renació de sus cenizas. No obstante, sus intrigantes relatos y su poca claridad argumental exigían a un espectador más atento, lo que le causó complicaciones de nuevo con los productores. Terciopelo azul le pone en contacto con Angelo Badalamenti, compositor en adelante de sus obras y pieza fundamental de ellas.
     En la televisión continua creando o participando en series, pero esta vez busca el control absoluto de ellas. Pese a que cosecha éxito con sus siguientes películas e incursiones en el mundo de la televisión, con obras como Carretera perdida (1997) y Una historia verdadera (1999), sigue siendo sospechoso de ser un director rutilante y caprichoso. Por este motivo cuando presenta el episodio piloto de una nueva serie de televisión llamada Mulholland Drive es rechazado de nuevo y ha de buscar financiación en Francia a través de la productora Studio Canal para convertir dicho episodio piloto en una película.

     Y así llegamos a Mulholland Drive. Es compleja y sencilla a muchos niveles. La película trata temas tan diversos como el amor y el desengaño, el triunfo y el fracaso, el crimen, la envidia, el poder, el arrepentimiento, y entre ellos subyace el principal, que es la manera en que el subconsciente los interpreta o distorsiona.

     De estética cincuentera, época en la que David Lynch era una niño y de la que guarda grandes recuerdos, goza en su banda sonora de hits como Sixteen reasons de Connie Stevens, I´ve told every little star de Linda Scott, y una melodía llamada Pretties 50´s compuesta por el propio Lynch, demostrando el aprecio que el director siente por esta década de rock and roll. Por otro lado, Angelo Badalamenti es el creador de sensaciones angustiosas que se acopla mediante la música a David Lynch. Entre ambos consiguen que la inquietud se apodere del espectador logrando una gran simbiosis entre la imagen, el sonido y las sensaciones.

     Todo ello ambientado en Hollywood, acertadamente llamado la “fábrica de los sueños”. Platós, calles con altas palmeras, cafeterías, mansiones, carreteras de montaña, hoteles de mala muerte y, dominando las alturas, el letrero más famoso del mundo mostrando el lugar al que pertenece, “Hollywood”. Películas clásicas como Ha nacido una estrella de William A. Wellman (1937) o su remake por parte de George Cukor (1954), o El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder (1950) legan retazos inspiradores del Hollywood menos simpático. Lynch ha confesado su admiración por esta última a la que unen coincidencias nada inocentes. El título de ambas representa una calle de Hollywood, ambas denuncian el mundillo del Hollywood del usar y tirar, del "si me vales bién y si no pues a la rue". También comienzan igual, un coche que deambula por una carretera con la ciudad de Los Ángeles al fondo, el cartel que anuncia el nombre de la calle en primer plano...

Naomi Watts irrumpió en Hollywood a los 33 años con su papel de Diane/Betty en Mulholland Dr.En la foto saliendo del aeropuerto de Los Ángeles con expresión radiante y dispuesta a comerse el mundo.
 
     Como dije, “la fábrica de los sueños”, este sobrenombre es una etiqueta perfecta tratándose de una película de David Lynch. Si por algo se caracteriza la labor del director es de crear historias en las que el peso de los sueños es primordial. La historia de Mulholland Drive es a varios niveles una historia sobre el Hollywood de los sueños, como creador y como esperanza de mucha gente que acude hasta Los Ángeles en busca de fortuna. Allí llega la protagonista, una joven Naomi Watts, recorriendo el mismo camino que hicieran miles de jóvenes actrices. Se verá envuelta en un misterio cuando al llegar a casa de su tía, ausente al estar rodando una película, se encuentra con una mujer, Rita, amnésica que ha sufrido un accidente de tráfico. Con este inicio el guión nos conduce a través de una historia detectivesca en busca de la procedencia e identidad de Rita. Poco a poco y gracias a distintas claves se irán acercando a la verdad, una verdad que ni ellas ni el espectador augurarían jamás.

Morena y rubia. Contraposición de peinados y carácteres. Si Watts lo hace bién, Harring le da el contrapunto perfecto.

     Sin ánimo de contar más de la trama, diré que el mundo onírico es crucial en la película. Cómo la vida cotidiana se filtra en nuestro subconsciente, ese lugar del cual ya no somos dueños racionales, pero en el que los deseos y los temores más íntimos se cumplen. La estructura del film por lo tanto está supeditada a ese desorden narrativo propio del laberinto del subconsciente. Mediante diferentes secuencias con personajes y situaciones dispares y aparentemente desligadas unas de otras se nos muestra esta ensoñación en la que todo es extraño. Accidentes automovilísticos, llaves de color azul, personajes estrafalarios vestidos de cowboy, mendigos que asustan al miedo, mujeres amnésicas, directores de cine con el peor día de su vida, productores terroríficos, asesinos chapuceros, un fajo de billetes, un teatro llamado “Silencio” en el que todo es falso, como el propio Hollywood, son la piezas desordenadas del puzzle que componen los ríos narrativos convergentes al final del laberinto. Un thriller psicológico en el que predominan las escenas de ambiente misterioso, pero en el que también encontramos secuencias de números musicales y de humor negro.

     La crítica a las productoras de cine y televisión se salda con una de las mejores escenas del film, aquella en la que intentan obligar al director interpretado por Justin Theroux de que escoja en el casting a una actriz que él no desea. Recordemos que la serie Twin Peaks se fue al traste debido a la influencia de la cadena ABC que interfirió en los planes de Lynch y éste insatisfecho del rumbo que tomaban las decisiones de la productora decidió dar carpetazo a la serie. Queda nota de la hipocresía y corrupción de este negocio que la Filmoteca ya apuntó con la proyección de El juego de Hollywood de Robert Altman (1991). Desde entonces casi todas sus obras están producidas por él mismo, algunas accesibles únicamente en su página de internet como Dumbland (2002) y previo pago. El uso de la web, así como el uso de los nuevos métodos en el campo del cine digital, Inland Empire (2006), lo convierten en uno de los directores más acordes con esta época de rápidos avances tecnológicos.



Lynch estuvo nominado en 2001 al Oscar al mejor director, pero le fue arrebatado por Ron Howard, director de Una mente maravillosa. El Festival de Cannes, en la antípodas de la política de al academia de Hollywood, si que le concedió la Palma de Oro por su labor en esta película.


     
En la cita que encabeza este escrito, David Lynch nos invita a resolver el misterio por nosotros mismos. Nos incita a pensar. Públicamente ha dicho que cada uno debe interpretar la historia de Mulholland Drive según las sensaciones que le produzcan y que ni él mismo conoce el resultado final. Viendo varias entrevistas con las actrices y escenas del rodaje, tal afirmación me parece algo tramposa y habría que valorarla como la continuación del juego misterioso en el que Lynch quiere que participemos. Cierto es que nunca ha desvelado nada al respecto, aun así ahí van unas cuantas claves para la mejor comprensión y disfrute de la historia. Si has visto la película y te quedan dudas, te invitamos primero a reflexionar, después puedes leer lo que a continuación cabría considerar como la verdad sobre Mulholland Drive… o no.


José Martínez Trigueros.


Explicaciones Mulholland Drive. Manual de uso y disfrute.


     Viendo la película de nuevo, escuchando entrevistas de las actrices en el set de rodaje y durante la promoción, sondeando por la red la opinión de expertos y aficionados, ahí van unas cuantas claves.

     La trama principal es la que sigue:
Diane (Naomi Watts) ha terminado su relación con una chica que vive en la misma urbanización que ella -la mujer que va a buscar las pertenencias a su casa- y tiene una amante, llamada Camila (Laura Elena Harring), de la que está enamorada. Camila no corresponde a este amor, tan sólo es una relación más, además de que anuncia su matrimonio con el director de la película en la que ambas trabajan. Diane, al descubrirlo, se siente despechada y humillada y decide contratar a un asesino a sueldo para que mate a su ex-amante. Cuando descubre que éste ha cumplido con el encargo se suicida destrozada por el arrepentimiento. Punto y aparte.

En los créditos Naomi Watts y Laura Elena Harring aparecen dos veces. Una interpretando a Betty/Diane Selwyn y la otra a Rita/Camila Rodes

     La primera hora y cincuenta minutos aproximadamente, salvo un plano al comienzo en el que se ve la almohada de una cama que se funde a negro, serían los sueños que tiene Diane después de haber contratado al asesino e irse a dormir (el plano de la almohada).
     A partir de ahí viene la historia en la que Diane, ahora llamada Betty, sueña con una vida en la que todo es perfecto:
-Su amada, ahora llamada Rita, es amnésica. Ha olvidado su pasado y puede volver a conquistarla.
-Pese a que en la vida real es una actriz de segunda, en el sueño es una joven promesa que se come el mundo en el primer casting que hace en Hollywood.
-El asesino contratado por ella, en el sueño es un torpe desmanotado al que todo sale mal. El arrepentimiento que sufre hace que su subconsciente boicotee el trabajo del sicario.
-El único testigo de la contratación del asesino en la cafetería, muere de un susto cuando recibe terapia con su psicólogo.
-El director de cine, su competidor por Camilla, sufre la desfachatez de unos productores tiránicos y monstruosos. Es engañado por su mujer y buscado por un extraño personaje vestido de cowboy.
-Al empezar la película hay una escena de unos jóvenes bailando. Más tarde Diane comenta que ganó un concurso de baile.
-El sueño termina cuando el cowboy le dice “¡Eh preciosa, es hora de despertar!”.
-En su sueño Diane es libre de toda culpa y por eso el bolso con el dinero y la llave azul pertenecen a Rita y ésta a su vez no sabe de donde salieron.
-Betty y Rita investigan el misterio de esta última y llegan a unos apartamentos. Al entrar a la habitación encuentran el cadáver de una mujer. Representa la muerte de Camilla y la posibilidad de suicidio de Diane.
-En mitad de la noche se dirigen al Club Silencio y esa canción triste, y toda esa parafernalia no es más que el reflejo del estado de ánimo de Diane: totalmente afligida por lo que hizo. Revisa su bolso y encuentra una cajita azul (su conciencia) la cual no había visto nunca antes. Vuelven juntas al apartamento de su tía, pero luego vemos que Diane desaparece. Esto se debe a que la verdad está a punto de ser descubierta y no la quiere enfrentar. Rita abre la caja, el vaquero la despierta y allí termina el sueño.
-Diane despierta y llega su expareja a pedirle sus cosas y le dice que otra vez la han estado buscando los detectives, lo que quiere decir que la han estado buscando por la desaparición de Camilla. En la mesa está la llave azul. El asesino ha hecho su cometido.
-Después de esto ya no hay más sueños sino recuerdos contados en flash-backs. Vemos que recuerda sus conflictos con Camilla, cuando la veía con Adam en el rodaje de la película y cuando es invitada a la fiesta de Mulholland Drive.
-Vemos de nuevo a la camarera llamada Betty, misma que Diane recordó en su sueño y cuyo nombre utilizó para ella misma. El asesino le muestra la llave azul y le dice que cuando todo este hecho la encontrará.
-El vagabundo (los miedos de Diane) abre la cajita (conciencia) y deja libre a los ancianos (remordimientos) quienes la atormentan hasta que decide poner fin a su vida.


     Asumiendo que todas estas pistas sean la biblia de la película y que aceptándolas el film tendría un sentido “lógico” y entendible, no podemos afirmar que quede claro la separación en dos partes, ni que una sea anterior a la otra, y si una fuera un sueño cual de ellas sería. Lynch omite información con el propósito de dejar abierta la interpretación de los hechos.


Bonus.
Viñetas.

Durante 9 años, Lynch publicó en un periódico la tira cómica “El perro más enojado del mundo”. Previa a Cabeza borradora, Lynch se sometió a terapia, pero no encontró una mejor que dibujar dicha viñeta y verter toda su ira en ella.


¿Qué haría el perro más cabreado del mundo si criticaran a David Lynch?

---------------------
Otros artículos relacionados:



Viñetas sobre "El año pasado en Marienbad".


Viñeta multireferencial. Mezcla de dos títulos y películas completamente diferentes. Los personajes de El año pasado en Marienbad, A,X y M involucrados en el slasher adolescente Sé lo que hicisteis el último verano (1997). Aquí el asesino vengador con el garfio en la mano se convierte en el marido (M) de Marienbad y lleva en la mano la foto (o lo que debería se una foto si supiese dibujar) que aparece en Marienbad demostrando que el año anterior tuvieron un affaire amoroso los otros dos.



El cansino de Marienbad. Es así todo el rato. A veces dan ganas de estrangular al protagonista masculino de la película, al igual que al que eligió la banda sonora consistente en un órgano de iglesia tocando machaconamente. La décima viñeta hace referencia a Atrapado en el tiempo (1993) en la que Bill Murray vivía recluido en un mismo día, el Día de la Marmota.




Pulso entre los dos personajes. Teniendo en cuenta que Pepe Le Pew/Pepe la mofeta o Pepe Glamour, según la memoria de cada uno, fue creado en 1945... ¿cabría considerarlo como inspiración para Alain Robbe-Grillet (guionista de El año pasado en Marienbad de 1961)? Por cierto que Pepe ganó un Oscar como mejor cortometraje de animación en 1949 por la historia Por razones sentimentales.

2046 de Wong Kar Wai

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.


“El amor es una cuestión de oportunidad. De nada sirve encontrar a la persona idónea demasiado pronto o demasiado tarde”
Chow Mo-Wan, 2046

    Hace dos viernes, la televisión pública emitió Happy Together (Cheun gwong tsa sit, 1997), también de Wong Kar-Wai. Una película que retrata el tormentoso amor entre un personaje comedido y otro totalmente autodestructivo. La pareja se ama y se odia a partes iguales: no son capaces de vivir juntos, pero tampoco separados. Cuando acabó y cerré los párpados dispuesto a dormir, me percaté de que en el cerebro se me había quedado a fuego el concepto de que no era una historia de simple amor. Era pasión.

     En Happy together, los protagonistas bailan un tango, se enzarzan en peleas a puñetazo limpio, se llaman por teléfono cariño-samente desde sus puestos de trabajo y se despiertan a medianoche para insultarse. Pero, en cualquier caso, su comportamiento es visceral. Es denominador común en las obras de Wong Kar-Wai. Sus personajes pueden estar pasándolo mejor o peor, pero siempre actuarán con pasión.

     La búsqueda de la pasión está candente durante toda 2046, estrenada en 2004. Su protagonista, Chow Mo-Wan, es el escritor enamorado de su vecina Su Li-Zhen en Deseando amar (In the mood for love, Dut yeung nin wa, 2000). De hecho, el punto de partida de 2046 es su retorno a Hong Kong, donde pretende aliviar su tristeza por no poder llegar a consumar su amor por Su Li-Zhen. A partir de este hecho, conocerá a tres mujeres: Bai Ling (una prostituta de lujo), Su Li-Zhen (jugadora de cartas con un sórdido pasado), que precisamente comparte nombre con su anterior amor fallido, y Wang Jing Wen (la hija del dueño del hotel en el que Chow se hospeda).

     Las relaciones que Chow mantiene con cada una son absolutamente dispares. A Bai Ling le une la mera carnalidad, salpicada con prolegómenos propios de juegos infantiles. Su Li-Zhen le ayuda a recuperar el dinero en el juego (en el que Wong se inicia al caer en una depresión a causa de su mal de amores). En cierto modo, Su se convierte en su protectora, al igual que Wang Jing Wen, que colabora en los relatos de poca monta que Chow escribe para sobrevivir. Wang está saliendo con un japonés, nacionalidad que su padre desaprueba hasta el punto de obligarle a cortar su noviazgo. Basándose – a priori – en este relación, Chow escribe un relato llamado “2046”, número de la habitación en la que Wang reside en el hotel y en la que Su Li-Zen vivía en Deseando amar. En el escrito, 2046 es el lugar al que la gente viaja para recuperar sus recuerdos. Sin embargo, aunque se base en el amor entre Wang y su novio, el hilo de esa historia es más autobiográfico de lo que Chow piensa en un principio, ya que, para empezar, todos los personajes son gente – especialmente, mujeres - que ha tenido un peso importante en su vida. Chow, encariñado con Wang – o, repito, eso cree -, la ayuda a comunicarse con el japonés. Al final, el noviazgo avanza hasta que Wang se establece en Japón para casarse con su novio. Allí, le envía una carta de agradecimiento a Chow por todo lo que le ha ayudado.

"El párrafo 201 de la Guía de pasajeros advierte que el área 1224-1225 es especialmente fría, por lo que la calefacción del tren no está suficientemente alta. Se advierte a los pasajeros que se abracen unos a otros para mantener el calor." (2046)


     Es entonces cuando Chow escribe la continuación al relato: “2047”, la habitación en la que se hospeda él en el hotel. En este escrito, narra la vuelta de 2046, durante la que el protagonista se enamora de una bella androide que precisamente tiene los rasgos de Wang. En este punto se da cuenta de que ambos relatos van sobre sí mismo: “2046” sobre su afán por encontrar en otras mujeres sentimientos que le recuerden a los que sufría cuando estaba enamorado de Su Li-Zhen (en Deseando amar); en “2047” se reconoce enamorado de Wang, la única persona que le ha hecho feliz desde Su Li-Zhen, pero entiende la imposibilidad de relacionarse con ella, puesto que está enamorada del japonés. De nuevo, vuelve a quedarse sin la oportunidad de amar.
En definitiva, comprende que el propósito de su escapada a Hong Kong y de su actual vida es volver a sentir la pasión, aquella de la que Su Li-Zhen se apropió.

"Cuando no aceptas un NO por respuesta, sigue existiendo la posibilidad de obtener lo que quieres." (2046)

     Es esa pasión con lo que se reencuentra cuando mantiene relaciones sexuales con Bai Ling, cuando conversa con Su Li-Zhen (la jugadora) o cuando Wang Jing Wen le ayuda a escribir los relatos mientras él está enfermo. En cada mujer, a su forma, encuentra la fortuna de volver a sentir, a perseguir, a desear. No todas le satisfacen en plenitud. No con todas puede llegar a consumar. Pero lo que Chow busca en ellas es un sentimiento, un estado mental que pueda adormecer los amargos recuerdos de su fallido amor.

     Wong Kar-Wai subraya esa pasión –permítanme la reiteración de la palabra, pero pienso que no hay mejor definición– en cada plano. Los intensos y cálidos colores, la músi-ca de la época, los parsimoniosos travellings y zooms, la elegante cámara lenta, unos planos cortos que se bastan para describir las tensiones internas de los personajes, que cuando sienten, lo hacen de verdad. Los actores dan vida a unos caracteres en los que las zonas grises no existen: sus gestos transmiten –aunque sea por pura frialdad, como los androides– intensidad de sentimientos. Con todo esto, 2046 llega a ser una pieza rítmica, como si de una lenta danza se tratase. Wong Kar-Wai convierte la película en una travesía no sólo para Chow Mo-Wan, sino para el espectador. 2046 es un viaje en busca de la pasión a través de la memoria sensitiva.

Trailer promocional de 2046.
"Todo el que va a 2046 tiene la misma intención. Quieren recapturar recuerdos perdidos. Porque en 2046 nada cambia nunca. Pero nadie sabe si esto es verdad o no, porque nadie ha regresado jamás. Excepto yo."


     Wong Kar-Wai es de los pocos románticos que quedan. Existen otras formas de vivir los sentimientos que son también muy válidas. Sin embargo, hay que reconocerle a Wong Kar-Wai que él siempre busca la máxima expresión de su perspectiva sobre la pasión. Es honestidad. Y esto siempre es de agradecer.




Trailer promocional del ciclo "Laberintos del subconsciente"


---------------------
Otros artículos relacionados:

El año pasado en Marienbad de Alain Resnais

Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

“ Todavía no sentimos montar los recuerdos, esa necesidad de inventariar el pasado que crece con la soledad y el hastío.”

Julio Cortázar,  en el cuento “Historia con Migalas”


    Y es que, tal vez, nunca hemos sido, ni seremos, capaces de sentir el montaje de nuestros recuerdos, al menos, en un estado de vigilia tradicional.

Un estado de vigilia inquebrantable en el séptimo arte, muy a pesar de los intentos del dadaísmo y surrealismo, vencido definitivamente con la deseada aparición de un film como El año pasado en Marienbad (L'annèe dernière à Marienbad), en 1961, tan determinante en el definitivo impulso hacia la modernidad del arte cinematográfico.

El año pasado en Marienbad es, tal vez, un pretencioso ejercicio en la reinvención de la narrativa lineal tradicional, al cual, sin embargo y paradójicamente, el tiempo parece darle la razón. Indescifrable y enigmática, de atrevida entrada y complicada salida, esta laberíntica odisea revolucionaria del tiempo y el espacio cinematográfico, fue orquestada por Alain Resnais y perfilada por la pluma del escritor y guionista Alain Robbe-Grillet.

Todo comienza a mediados de los 50. El “Nouveau Roman”, una controvertida y novedosa corriente editorial en Francia, trata de reinventar la novela tradicional. Se cuestiona la narración, la trama, la psicología de los personajes, a favor de nuevos planteamientos sobre la tradicional estructura narrativa. Todo lo formalmente establecido hasta entonces, es constantemente cuestionado en la pluma de los jóvenes representantes de esta tendencia modernista. Entre los representantes de esta tendencia, se encontraba Alain Robbe-Grillet, ingeniero agrónomo en el momento de publicar su primera novela, y cuyo encuentro con el cineasta Alain Resnais, quien hasta entonces tan sólo tenía un largometraje en su filmografía, desembocaría de una forma prácticamente sinérgica en la creación de una obra cumbre como El año pasado en Marienbad, auténtico punto de inflexión hacia la modernidad cinematográfica.

Alain Robbe-Grillet, tan solo había publicado unas cuantas novelas antes de El año pasado, título original del guión entregado a Resnais. A pesar de ello, ente los títulos de estas novelas, podemos encontrar un asombroso muestreo de intenciones antes de fusionar todas sus pasiones en la elaboración del guión final; títulos como El mirón, La Celosía o En el laberinto. En todas ellas, personajes aletargados deambulan por mundos turbulentos poseídos por sus pasiones y maldiciones, arrastrados por el tiempo y el espacio de laberintos que parecen no terminar nunca. La desorientación del lector/espectador es clave tanto en el Marienbad escrito, como en el filmado.




El pictórico jardin de El año pasado en Marienbad, enmarcado en el recuerdo del protagonista en su obsesiva busqueda, donde solo los autómatas habitantes sugieren su sombra proyectada.

    
Aunque El año pasado en Marienbad fue magistralmente dirigida por Alain Resnais, cabe destacar el completo “decoupage” realizado por Robbe-Grillet en la realización del guión asumiendo incluso, prácticamente, la totalidad de la idea de montaje final del film, algo realmente digno de elogio, con unas tareas casi de dirección.

Sin embargo, la gestión del tiempo y del espacio, la recreación de la memoria y sus tormentos, el relato emotivo y paciente, así como la omnipresencia del eterno retorno, compulsivo y obsesivo, casi enfermizo, solo puede ser adjudicado por completo a la genialidad del cineasta moderno total, Alain Resnais. Anteriormente a El año pasado en Marienbad, en sus exitosos cortometrajes y documentales, Alain Resnais había hecho gala de toda su maestría en el uso de los tiempos y espacios narrativos. Entre ellos, los documentales sobre los pintores Van Gogh y Gauguin, o los evocadores de la memoria histórica – piedra angular de su filmografía – que supo retratar como nadie en Guernica o el famoso documental sobre los campos de concentración nazis, Noche y niebla, realizado en 1955.

En 1959, con Hiroshima Mon Amour, consigue ya en su primer largometraje sacudir los cimientos de la narrativa cinematográfica, al incluir escenas documentales sobre la tragedia atómica en Hiroshima, yuxtapuestas a una historia de adulterio, tan sensual como atormentada. Fue con Hiroshima mon amour, bajo el fabuloso guión de Marguerite Durás, cuando Alain Resnais se presentaba por primera vez como un auténtico revolucionario, mesías del cine moderno europeo.

Si en Hiroshima mon Amour la deshumanización es protagonista, víctima de la locura colectiva en tiempos de Guerra, en El año pasado en Marienbad, realizada dos años después, la alienación y automatismo son los nuevos ejes narrativos, presos de la resignación hacia el deseo; hacia el sentimiento emotivo. Los personajes ambulantes por el barroco y poliédrico hotel descrito en Marienbad, parecen circular sin sentido, viajando una y otra vez sin remisión, hacia el mas absoluto vacío. Son presos de una enfermedad social, contagiosa y sin salida. Algo que cineastas como Luis Buñuel (El ángel Exterminador) o Stanley Kubrick (El resplandor) han logrado plasmar magistralmente en pantalla. En el caso de Kubrick, es sabida su feroz admiración por el film de Resnais, tanto que su película El Resplandor (The Shining, 1980) puede considerarse casi un remake de algunas de las escenas más memorables en El año pasado en Marienbad; los interminables pasillos, travellings laberínticos y el automatismo fantasmagórico de los habitantes del hotel en El Resplandor son idea original del genial Alain Resnais. Actualmente, este mismo año, Christopher Nolan estrenaba con Origen (Inception, 2010) otra vuelta de tuerca a la influyente estética y narrativa de Marienbad; en este caso, con la dualidad de lo real y la posibilidad de lo irreal en el retrato antipositivista del onírico relato, tintado de romance y recuerdo, tan propio del film que hoy proponemos.


Cartelería diversa.

    

En Marienbad, lugar elegido como espacio del relato al azar, y cuya existencia es puesta en tela de juicio, al igual que la totalidad de lo mostrado en el film, los tres personajes protagonistas parecen reflejar como hechizados su tensión en el barroco y especular escenario del film. Los anónimos protagonistas son X, interpretado por Giorgio Albertazzi, un extraño conductor de la narración en su obsesivo intento por hacer recordar su relación amorosa con A, la sensual Delphine Seyrig, que a su vez, esta casada con M, un inquietante personaje interpretado por Sacha Pitoeff. De ellos tres, tan sólo X parece encaminado a controlar el hechizo amnésico al que están sometidos, en su incansable búsqueda del control de la ficción en lo real, incluso en el propio relato, y su extrapolación cinematográfica. El enigmático montaje del film cuestiona cualquier relación espacio-temporal; X finalmente parece ser capaz de contagiar su poder manipulador del montaje a A, cuyo despertar emocional es una de las secuencias más recordadas, en uno de los momentos de mayor interacción cinematográfica, entre la realidad en su oposición al artificio del montaje. El propio espacio fílmico es puesto en tela de juicio, bajo la omnipresente posición de Resnais y Robbe-Grillet. Diferentes juegos de estrategia en el relato y en la composición, se suceden arrítmicamente. Juegos de cartas, como el NIM, donde siempre parece ganar el que lo comienza, en un relato con tres vértices constantes, tanto en su geometría visual, como en sus infinitos puntos de fuga en la composición del barroco hotel, sus personajes, sus trajes, sombras y jardines, así como en la totalidad de la narración.

Los intrigantes personajes secundarios, animados por extraños mecanismos que parecen imitar unos de otros, son de una sobriedad absoluta. Con una sublime y superficial ironía, Robbe-Grillet y Resnais sumergen a los habitantes del hotel en un estado amnésico y trivial, carentes de toda emotividad y valor. Todo ello, con resonancias de la literatura de Joyce, Kafka y Proust, del cine de Buñuel y los surrealistas, en un matemático y geométrico espacio rectangular. Los números impares son protagonistas, tanto en los vértices del espacio como en el propio relato dramático.

Un relato donde las relaciones interpersonales, sentimentales o emocionales, parecen aspirar eternamente a un número impar.



Aviso de la época de estreno sobre El año pasado en Marienbad con el eslogan:
 "Es la película del mañana hecha por un realizador de hoy".


El año pasado en Marienbad es uno de esos films con eternas interrogantes, capaz de no dejar indiferentes a los que se atreven a adentrarse en sus laberínticos pasillos y habitaciones. Es, sin duda, una de las obras cinematográficas mejor terminadas y más influyentes de la Historia del Cine, ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia de 1961. Obra cumbre del cine moderno.


Javier Ballesteros


Trailer promocional del ciclo "Laberintos del subconsciente"

---------------------
Otros artículos relacionados:

Bienvenido, Mr.Berlanga.





«Imagino un lugar rocambolesco, con personajes ataviados de forma estrafalaria y casi cómica para la ocasión. Luis García Berlanga, uno de los cineastas más grandes de todos los tiempos, había prometido cruzar la calle principal para estrecharle su mano uno a uno a todos los emocionados vecinos de aquel remoto lugar, llegado el momento de su exilio de este mundo. Sin embargo, Luis se marchó hoy muy temprano. Cansado de ese sueño lento y pesado llamado Alzheimer, despertó para marcharse con los suyos, sin avisar. Al irse, no sabemos que camino siguió, pues desconocemos el itinerario de los genios en su encuentro.

Luis se marchó esquivando su promesa, su particular verdugo, con mordaz ironía, por ese corredor picado en plano general que lo dirigía, irrevocablemente, tras una pequeña puerta, a esa calle, ese lugar de innumerables seres descritos en sus historias, para dejarlos plantados merecida y eternamente, eufóricos en la espera, en agradecimiento a su creador, al grito de "¡Bienvenido, Mister Berlanga!".»


Descanse en paz, Mr.Berlanga.

Javier Ballesteros


...

A continuación publicamos un extracto del programa de mano de El Verdugo (1963), sexto film proyectado en la 1ª edición de La Filmoteca de Sant Joan, en Marzo del 2008 :


Portada del programa de mano ofrecido en "La Filmoteca" el 28 de Marzo de 2008,con motivo de la proyección de "El Verdugo (Luis García Berlanga, 1963)" dentro del ciclo "Retrato español, antes y despues"


En El verdugo, Luis García Berlanga retrata ampliamente la sociedad española de los años 60. Por una parte, nos muestra un Estado que está modernizando sus estructuras económicas pero que al mismo tiempo convive con una estructura de poder de carácter autoritario y con una sociedad que todavía conserva valores tradicionales como pueden ser el honor o la decencia.

Respecto al modelo socioeconómico que refleja la película, se pueden observar dos de las principales fuentes de actividad económica como el turismo y sobre todo la construcción, las cuales pasados 45 años siguen siendo motivos de controversia y denuncia social hoy en día.

Este contraste entre modernización económica y valores anclados en la tradición (y especialmente en el caso español, en la moral católica que se perfila única y obligatoria) se puede observar en varias secuencias de la película como las que transcurren en la visita al piso aún en construcción. Los bloques de pisos muestran precisamente eso : un proceso de urbanización acorde al proceso modernizador, que en la España franquista fue caótico, con poca o nula planificación y lo que es mas grave, con un componente de corrupción muy adherido al régimen.

Pero Berlanga no solo retrata la moral, también denuncia de desigualdad existente entre los grupos sociales. En la escena de la boda, por ejemplo, también nos muestra la actitud hipócrita de la iglesia y el tratamiento desigual que la institución y las autoridades eclesiásticas otorgan a los diferentes grupos sociales según su estatus.



El irrepetible José Isbert, comparte protagonismo con Nino Manfredi y Emma Penella, dando forma a la mordaz sátira del mejor Rafael Azcona junto al maestro Berlanga.


Uno de los temas clave en la película, es el de la batalla entre individuo y sociedad, es decir, el punto en el que los protagonistas expresan sus preferencias, y donde los condicionamientos externos y sociales, pesan a la hora de escoger. En El Verdugo, los personajes no “escogen” sus acciones. El personaje principal es un hombre joven que quiere emigrar a Alemania y aprender el oficio de mecánico; quiere escapar de la realidad que le rodea. Alemania es algo así como la libertad, al fin y al cabo, su elección. Cuando Carmen se queda embarazada comienzan a darse una serie de condicionamientos que harán que la elección del personaje principal esté cada vez más lejos, y que finalmente resulte imposible. El “chantaje”, por decirlo de alguna manera, durará toda la película y el deseo subjetivo e intencionalidad de acción quedarán omitidos en el personaje de José Luis. De hecho, él intenta “decidir” durante toda la película, incluido el final en la escena en la que pide papel al director de la prisión para dimitir como verdugo sin llegar a conseguirlo, y siendo de nuevo arrastrado por condicionamientos ajenos a su voluntad.

La escena en la que es arrastrado en un gran plano general atravesando el patio con el condenado a muerte justo delante suyo, es todo un símbolo de su derrota, y por tanto, un símbolo de la derrota del individuo frente a la sociedad. Una derrota que escenifican ambos condenados: el que será ejecutado y el ejecutor de la pena.

Al igual que para varios directores modernos de la época, como Antonioni y Bergman, a los que en un guiño cómplice hace referencia en una escena de la película, así como para otros directores españoles como Juan Antonio Bardem y Luis Buñuel, la alienación de la sociedad hacia el individuo es para Berlanga un tema fundamental, aparte de la denuncia lógica al sistema franquista, la estructura conservadora y tradicionalista de la España de los años 60.

Para muchos, El verdugo, es probablemente la obra más importante y significativa de la cinematografía española. Con su estilo tremendista y humor negro, además de un alegato contra la pena de muerte, es un testimonio de cómo el hombre contemporáneo acaba cediendo a los acontecimientos sociales, que en este caso llevan sin contemplaciones, al asesinato legal.

La crítica y el jurado del Festival de Venecia se inclinaron ante El verdugo, que recibió el premio de la crítica internacional. Más tarde fue igualmente premiada en el Festival de Moscú, y obtuvo asimismo el gran premio de la Academia francesa del Humor Negro. En España, sin embargo, sufrió "bastantes cortes de censura, muy gilipollas algunos", según comentó Berlanga. Por ejemplo, cortaron todas las veces que el protagonista hablaba de irse a Alemania, y suprimieron el ruido que hacían los hierros del garrote dentro del maletín del verdugo; también cortaron la escena en que los funcionarios de prisiones preparan el garrote". Por si fuera poco, Berlanga supo años después que "un exhibidor tuvo que quitar la película de su cine por presiones de las autoridades. Así se explica que estuviera sólo dos semanas en cartel..."



La famosa escena en la que José Luis es arrastrado en un gran plano general atravesando el patio con el condenado a muerte justo delante suyo es todo un símbolo de la derrota del joven verdugo, y por tanto, un símbolo de la derrota del individuo frente a la sociedad. Una derrota que escenifican ambos condenados: el que será ejecutado y el ejecutor de la pena.


A pesar de esa persecución, El verdugo obtuvo en España el premio al mejor guión del Círculo de Escritores Cinematográficos, y Emma Penella, el de mejor actriz del Sindicato Nacional del Espectáculo. Fue entonces cuando Franco dijo en uno de los consejos de ministros la famosa frase sobre el director: "Ya sé que Berlanga no es un comunista; es algo peor, es un mal español". Berlanga hubiera querido subrayar más el aspecto de comedia, con José Luis López Vázquez en el papel de verdugo joven, pero exigencias de la coproducción con Italia hicieron que finalmente lo interpretara Nino Manfredi. El resto del reparto, con Emma Penella y el gran José Isbert a la cabeza, respondió a los deseos del autor, logrando con ellos "un óptimo resultado, especialmente de la recientemente desaparecida Emma Penella, espléndida de gesto, de voz, de actitud...". En definitiva, "la mejor película del cine español", según las encuestas recientes de revistas como Nickelodeon y Dirigido por.

Javier Ballesteros


Laberintos del subconsciente, Noviembre 2010



“ Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo [...] ”



Jorge Luis Borges,
extracto del poema "Arte Poética"

Continuando con el estilo marcado en esta IV edición de La Filmoteca de Sant Joan, la rebeldía, la impulsividad, la atemporalidad y la ruptura con lo establecido, son de nuevo protagonistas, en este caso, con la marcada estructura narrativa del cine clásico como víctima de un ciclo de films complementarios de un mismo propósito; la desestructuración del tiempo y el espacio en la narración fílmica, como reflejo especular de la mente y el subconsciente.

Este nuevo ciclo, "Laberintos del subconsciente", preparado para este mes de Noviembre, es un magnífico puzzle donde todos los elementos se funden en un laberinto onírico entre la mente y el tiempo. Al mismo tiempo, la conjunción de los tres cineastas expuestos en este ciclo, desemboca en un mismo rio de influencias internas y externas, extensibles a otras corrientes artísticas como la literatura o la pintura.

Desde Alain Resnais , hasta Wong Kar-Wai, pasando por David Lynch, la suma de influencias continua de uno a otro, hasta fusionarse con el universo particular de cada cineasta.

Tres maneras de mostrar la versatilidad del arte cinematográfico para, en este caso, adentrarse en lo mas profundo del subconsciente humano e imitar sus estructuras y ritmos oníricos. El deseo, el amor, el miedo, la vida y la muerte, multitud de símbolos de la naturaleza mas simple se funden en un complejo laberinto de pasillos y habitaciones, travellings y flashbacks, para reflejar la subjetividad de la mente y sus misterios, en la constante reinvención del cine moderno.

La memoria y sus laberintos en el recuerdo del tiempo y el espacio son protagonistas de este puzle reservado solo para soñadores, activistas inquietos en el sentido menos positivista, capaces de dudar de cualquier aspecto de lo que nos rodea... un espíritu soñador frente a la vigilia de la física rutinaria y el orden establecido, a través de las tres obras que conforman el particular universo onírico de este ciclo de Noviembre.



Diferenciados en estilo, nacionalidad y generación, Alain Resnais, Wong Kar-Wai y David Lynch son tres de los cineastas más respetados e influyentes de todos los tiempos.


Desde el marcado estilo barroco de El año pasado en Marienbad y su estructura geométrica, hasta el poderoso estilo visual de 2046, pasando por la sugestión inigualable de Mulholland Drive, este ciclo es un claro homenaje a la creatividad, al cineasta único y arriesgado, de estilo marcado y visión intimista.

Un homenaje a una refrescante corriente modernista tanto en el arte literario como en el cinematográfico. De Proust a Faulkner, pasando por Joyce, multitud de referencias a los grandes de la literatura son evidentes en las obras presentadas como claro impulso de la literatura hacia el cine en su camino hacia la modernidad, marcada por el estreno en 1961 de El año pasado en Marienbad, de Alain Resnais, que junto a otros grandes de la corriente renovadora europea como Michelangelo Antonioni, dieron nuevos aires a la estructura clásica de la narrativa cinematográfica.

La Filmoteca de Sant Joan d'Alacant, les invita en su segundo ciclo temático de esta IV edición, a viajar con nosotros a lo más profundo del subconsciente adentrándonos en sus laberintos oníricos para simplemente demostrar que la vigilia es otro sueño... que sueña con no soñar... en el que el día y el año sólo son símbolos del tiempo... que se convierte en música, rumor... y cine, buen cine.


CICLO "LABERINTOS DEL SUBCONSCIENTE"


Día 15 de Noviembre, “El año pasado en Marienbad (L'annèe dernière à Marienbad)” de Alain Resnais, 1961


Punto de partida del cine moderno europeo, El año pasado en Marienbad es el primer reflejo de la corriente modernista literaria en la cinematografía europea. Un trabajo conjunto del guionista Robbe-Grillet y el director Alain Resnais, que converge en una obra maestra, única en el género, y cuya influencia es clave en directores como por ejemplo Stanley Kubrick o el propio David Lynch. Un ejercicio geométrico desglosado en un relato desencantado del tiempo y el espacio, a traves de los laberínticos pasillos y jardines de un pictórico hotel, en cualquier lugar. Personajes autómatas deambulan presos en el subconsciente de un protagonista que refugiado en sus propios recuerdos de naturaleza inexistente, parece manipular a su antojo cualquier estructura narrativa establecida. Un juego a tres bandas en una relación sentimental de dudosa existencia, y donde siempre parecen vencer los mismos: el tiempo y el espacio. Un salvoconducto hacia la posibilidad de lo real a partir de lo onírico. La naturaleza de lo diegético es constantemente puesta en tela de juicio en esta maravillosa expresión de la versatilidad del arte cinematográfico, de la mano de uno de los pioneros del nuevo cine europeo, Alain Resnais.



Día 22 de Noviembre, "2046" de Wong Kar-Wai, 2004

El cineasta asiático de moda, Wong Kar-Wai, demuestra una vez más su enorme talento en el manejo de los tiempos narrativos con su magistral estilo visual en 2046, otra obra maestra del cineasta, tras la aclamada Deseando Amar (In the mood for love, 2000). Partiendo de una idea de su anterior film Deseando Amar, 2046 es una recreación de la mente y deseos del escritor protagonista, con un claro homenaje a varios escritores, cineastas y artístas plásticos modernos del siglo XX. Una impresionante fusión de influencias, artistas e ideas bajo un manto de ensueño y deseo. Interminables viajes alrededor del tiempo y el espacio con una romántica puesta en escena hacia los límites del deseo y del subconsciente. Con una interesante estructura narrativa, que flota constante en la hipnótica aventura visual que propone el maestro Wong Kar Wai.




Día 29 de Noviembre, "Mulholland Drive" de David Lynch, 2001

El amor, la muerte, el éxito y el fracaso, se unen en esta reinvención del género de misterio de la manos de David Lynch y su particular universo abstracto. En Mulholland Drive, el surrealismo asiduo en los inicios de la filmografía del cineasta se funde con su visión de la ausencia de la memoria, en un amnésico film donde gran parte de su estructura parece carecer de sentido narrativo. Una imitación del proceso mental en estado de amnesia reflejada en pantalla. Sólo alguien como David Lynch es capaz de salir airoso de semejante inclusión sin caer en el sinsentido. Una experiencia controvertida donde discriminar lo real de lo irreal se antoja una tarea comprometida. Un viaje a través de los traumas y miedos del subconsciente de los protagonistas en su camino hacia el éxito. La particular propuesta, con la inigualable puesta en escena, laberintos y enigmas del cine de Lynch esta como siempre, abierta a todo tipo de interpretaciones.





Soñar nos mantiene despiertos,
No dejéis de soñar…


Javier Ballesteros




Te puede divertir:

Viñetas de "El año pasado en Marienbad"