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Atrapado en el tiempo de Harold Ramis


Ficha técnica y sinopsis. Portada del programa de mano.

«Atrapado en el tiempo me hace pensar en Gilles Deleuze y sus pensamientos sobre cómo el cambio puede surgir de la repetición. La película los sigue al pie de la letra.»

Gillian Wearing.


Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, 1993) ha tenido un gran éxito debido a la manera en la que subvierte cada uno de los géneros con los que coquetea. Mientras que algunos la llaman una película de viajes en el tiempo, otros aluden a su interés en representar una pequeña ciudad americana. También se la conoce como una de las películas más espirituales y como una comedia romántica de referencia, y en todo caso, no deshecha la oportunidad de romper las reglas de cada uno de esos formatos.

Bill Murray, como cómico veterano de late show, todavía sabe cómo entrar en complicidad con el espectador a un ritmo vertiginoso. Otros jokers que provienen del eje más televisivo de la comedia como Steve Martin, Eddie Murphy, John Candy, Chevy Chase, Martin Short o Rick Moranis estuvieron inspirados en algún momento de sus carreras, pero han acabado siendo parodias robóticas de sí mismos. Murray, sin embargo, no ha perdido su indiferencia traviesa, y después de muchos años siendo un payaso —entiéndase el oficio en el buen sentido— lleno de sarcasmo, sus rasgos envejecidos no le han impedido fidelizar a su afición. Incluso se ha revalorizado en cada encogimiento de hombros posterior o en cada nueva sonrisa afligida.


Cartelería internacional de Atrapado en el tiempo.


Groundhog Day es el título original de Atrapado en el tiempo, y hace referencia al conocido como día de la marmota, una fiesta tradicional celebrada el 2 de febrero que, según el folclore popular, advierte de la temprana salida de una marmota de su madriguera si ese mismo día amanece nublado, anticipándose la primavera en ese instante. En caso de amanecer soleado, la marmota verá su sombra y se retirará a su guarida, dejando que el clima invernal persista durante otras seis semanas.

Atrapado en el tiempo es un artefacto lleno de humor familiar. De entrada nos sitúa en el sureste de Punxsutawney, Pensilvania, un idílico pueblo tan acogedor como empalagoso, y en el que la festividad que protagoniza el roedor Phil es de la máxima expectación. Valga decir que a partir de 1993 recibe la mayor de las atenciones precisamente como resultado del estreno de la película.

Bill Murray, que encarna a Phil Connors, un arrogante y cínico meteorólogo de Pittsburgh, mientras cubre el evento anual del Día de la Marmota, se descubre inmerso en un bucle temporal, en el que se repite el mismo día una y otra vez. Una deformación del tiempo que replica las mismas 24 horas, cada mañana a las 6:00 am. Despertamos al ritmo de Sonny & Cher con I Got You Babe, que suena en el despertador, y partir de ahí desfilarán el mismo tipo regordete de la escalera, la misma anfitriona que le ofrece café, el mismo bromista pesado que conoció en secundaria, la misma ventisca...

La problemática de que Phil Connors viva siempre en el mismo día añade nuevas reglas a la estructura narrativa que no habíamos visto hasta ese momento. La trilogía de Regreso al futuro (Robert Zemeckis; Back to the Future, 1985-1990) establece sus reglas sobre cómo debe funcionar el DeLorean y qué necesita Doc para que un episodio concreto no altere el rumbo de la existencia marcado. Looper (2012), dirigida por Rian Johnson, nos muestra una aterradora red de causas y efectos con escenas más impactantes. La trama de Primer (2004), dirigida por Shane Carruth, se refiere a las limitaciones bizantinas del viaje en el tiempo. Pero Atrapado en el tiempo no se molesta en dar ninguna de estas explicaciones, básicas en una película de viajes en el tiempo.

¿Cómo ha sucedido? ¿Por qué? ¿Qué está en juego? ¿Hay un plazo para la transformación de Phil o esto podría seguir hasta que el sol desaparezca? Tanto en el espectador como en el protagonista parece que se mantengan las mismas cuestiones y pensamientos sin que verdaderamente importe su resolución.

Después de aprovechar la situación entregándose al hedonismo y al suicidio en numerosas ocasiones, veremos entonces como Connors, desesperado, comienza a examinar las circunstancias, enfocando sus prioridades en su nueva compañera, la productora Rita Hanson, a la que intentará enamorar aprovechando lo que, en un principio, es una condena infernal.


Rita (Andie MacDowell) es la meta a perseguir e inspirará a Phil (Bill Murray) hasta convertir el purgatorio en el que se ve inmerso en un curso lleno de recursos de autoayuda.


A medida que avanza la película, todos los personajes revelan complejas vidas interiores, una profundidad que no pensábamos percibir en un principio. La baza que juega Phil para lograr su conquista, pasa por convertirse en un buen samaritano, salvando las vidas de la gente, siendo un chico más alegre y aprendiendo todo lo posible.

Para los que hayan aplaudido la evolución de Bill Murray hacia el actor 'seriocómico' y minimalista que es hoy en día, su papel de Phil Connors, más variado y encantador, sigue siendo disfrutable tanto en sus momentos de yuppie penitente como en las escenas donde acaba fuera de sí. Sus interpretaciones desde entonces, que incluyen colaboraciones con Wes Anderson y una nominación al Óscar por Lost in Translation (2003) de Sofia Coppola, tienden siempre algún puente con Atrapado en el tiempo.

La película se podría considerar como una alegoría sobre la evolución y el progreso, enfatizando que la felicidad consiste en valorar las necesidades de otros frente al deseo egocéntrico. Ahora la frase de "El Día de la Marmota" se usa comúnmente en referencia a una situación desagradable y repetitiva, cuando lo que deberíamos enseñar de ella es el despertar espiritual que patrocina.

La duración del metódico proceso que planea para llevarse al huerto a una bella Andie MacDowell queda fuera de control, tornándose incalculable incluso para los creadores de la historia. El director Harold Ramis, observaba que según la doctrina budista se requerían 10.000 años para que un alma evolucione. Sin embargo, el propio Ramis desvelaba en otras ocasiones duraciones entre los 10 y los 40 años, mientras que el guionista Danny Rubin le otorgaba a este ciclo una duración de unos cien años, o el equivalente a toda una vida. En 2014, el sitio web WhatCulture combinó varios supuestos sobre esta cuestión, estimando que Phil gastó un total de 12.395 días reviviendo el Día de la Marmota, algo menos de 34 años.

Aunque todo va muy en relación con el fervor budista de Harold Ramis, cabe destacar que desde una visión judeo-cristiana se visibiliza lo que podría ser una representación del purgatorio, del que sólo es posible librarse deshaciéndose del egoísmo. De este modo, mientras hindúes y budistas ven diferentes versiones de la reencarnación, judíos o cristianos pueden encontrar que Connors se salva tan sólo después de realizar buenas acciones.

En definitiva, dadas las creencias ambiguas de Ramis, podemos ver la película como un recorrido hacia la excelencia moral para evitar así la decadencia posmoderna. Más allá de significados religiosos, nos puede servir igualmente para citar a pensadores como Aristóteles o Nietzsche, imaginando el transcurso de los acontecimientos como una metáfora cósmica sobre la vida y la eternidad.

Se trata de una versión moderna de "Scrooge", del mito de Sísifo o de El progreso del peregrino, junto a un sinnúmero de otras muchas historias sobre transformaciones iluminadas, y que el Instituto Americano de Cine ha situado en la posición 34 dentro de su lista de películas más divertidas de todos los tiempos.


Las ideas de la película han quedado omnipresentes, dentro y fuera del espacio cultural.


Si el impacto de Atrapado en el tiempo se sigue sintiendo en la carrera de Murray, su influencia en el cine en general es cada vez más frecuente. Muchas estrellas de la comedia han legitimado su aspecto de fantasía, y hemos podido ver a Jim Carrey —en El show de Truman (Peter Weir; The Truman Show, 1998), Mentiroso compulsivo (Tom Shadyac; Liar Liar, 1997) y Como Dios (Tom Shadyac; Bruce Almighty, 2003)— o a Adam Sandler —en Click (Frank Coraci; 2006) y 50 primeras citas (Peter Segal; 50 First Dates, 2004)— intentando replicar su fórmula durante años. Su huella se puede detectar en películas tan diversas como Dos vidas en un instante (Peter Howitt; Sliding Doors, 1998), Family Man (Brett Ratner; The Family Man, 2000), Corre, Lola, corre (Tom Tykwer; Lola rennt, 1998) y la más reciente Seguridad no garantizada (Colin Trevorrow; Safety Not Guaranteed, 2011). En 2004, hubo un remake italiano con un ingenioso título: È già ieri —literalmente, Ya es ayer—, que en España se estrenó como Un día sin fin.

Charlie Kaufman también ha ocupado el mismo terreno filosófico escribiendo los guiones de películas como Cómo ser John Malkovich (Spike Jonze; Being John Malkovich, 1999) y ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry; Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004), con Jim Carrey de nuevo. Mirando la obra de Kaufman en comparación con Atrapado en el tiempo se comprueba como Harold y Danny llegaron primero. Richard Curtis también ha intentado aprovechar el efecto Groundhog Day con Una cuestión de tiempo (About Time, 2013), y su protagonista, capaz de saltar de un episodio a otro de su propia vida.

Hay un montón de películas que juegan con el tiempo en las que no puedes dejar de ver la influencia de Groundhog Day. Está Código Fuente (Duncan Jones; Source Code, 2011), que es como Atrapado en el tiempo pero con una bomba en un tren, o la espectacular Al filo del mañana (Doug Liman; Edge of tomorrow, 2014) que mezcla la misma premisa con elementos de Starship Troopers (Paul Verhoeven; 1997) y de videojuegos actuales tipo shooter y para la que se creó un eslogan publicitario que a los conocedores de Atrapado en el tiempo nos suena familiar: "Live/Die/Repeat" (Vive/Muere/Repite).

Al final, tenemos una comedia romántica que no trata de los caprichos de un chico y una chica. Tenemos una película espiritual que nunca nos dice por qué el héroe obtiene la redención. Visionamos las excentricidades de una pequeña ciudad americana, que nos hacen querer volver a la ciudad. Tenemos una narrativa repleta de loops temporales que no nos da una sola pista sobre su estructura. Y, finalmente, tenemos una comedia que depende de la muerte y que, a pesar de ello, sigue siendo sumamente agradable, hasta tal punto de que muchos de nosotros estamos siempre dispuestos a volver a sufrirla una y otra vez.



Toni Cristóbal



Vídeo introductorio a Atrapado en el tiempo
por Toni Cristóbal.